¿Quién gana con la TDT?

Mi abuela se ha gastado 50 euros en dos adaptadores de TDT y otros 120 que le ha facturado el antenista por "re-orientarle" la antena. La mitad de su pensión de un mes. Todo para poder seguir viendo la misma televisión que ya veía. ¿Cuántas como ella?

¿Qué le aporta la TDT a mi abuela? 15 nuevos canales fantasma: teletienda, curas y tertulias amateur. En cambio, ya no podrá sintonizar uno de los pocos programas que le gustaban, que veía en el canal regional de una Comunidad vecina.

Mi televisión de la cocina era antigua, pero se veía perfectamente. Sin embargo, con el apagón analógico, ha pasado de vieja a inservible. ¿Por qué? Porque carece de puerto euroconector, requisito indispensable para poder enchufarle un adaptador de TDT. Sentenciada.

¿Cuántos como yo?

Calculemos, pues. ¿Cuántas televisiones hay en España? He buscado el dato hasta debajo de las piedras, pero sin suerte. Echaré mis propias cuentas.

"La media de televisiones por hogar en España es de dos". Pero, ¿cuántos 'hogares' hay en España? Porque, de primeras, la palabra hogar nos evoca sólo el domicilio habitual. Pero también están 'la casa del pueblo' y 'la de la playa'. Están los hoteles, con su televisión en cada habitación. Y los bares, claro. Digamos, a ojo de buen cubero, unos 30 millones de televisores.

Con que uno de cada 20 sea un poco antiguo y no tenga puerto euroconector (como el de mi cocina), hablamos de un millón y medio de televisores en buen estado camino del contenedor. ¿Cuántos abuelos no habrán sido estafados por vendedores y antenistas? No hablo de grandes estafas, de las que abren telediarios. Me refiero a pequeños abusos, como cobrar tarifas excesivas (antenistas) o acordar los precios (tiendas de electrónica), que reproducidos a escala millonaria reportan beneficios millonarios.

Pero no seremos tan cándidos de imaginar que se ha organizado semejante sarao para inflar los beneficios a corto plazo del sector electrónico.

Tajada para todos

¿Quién gana con la TDT? De entrada, un grupo de comunicación afín que pagó una mareante cifra de millones por los derechos de emisión de la LFP y que necesita cobrar para rentarlos. ¿Cómo? El sistema de antenas y descodificadores ya le salió rana a su ahora moribundo y odiado primo (Sogecable), así que descartado. Mucho más fácil. Nos inventamos un avance tecnológico de obligado cumplimiento (TDT) para todos los televisores del país. Un aparato que permite (curiosamente) abonarse al canal de fútbol de pago propiedad del grupo antes mencionado con apenas pulsar dos botones del mando a distancia.

Cierto que Mediapro (laSexta) ha sido la parte más beneficiada. Pero aquí, en mayor o menor medida, hay tajada para todos. Las concesiones de canales van por autonomías, así que cada región ha repartido juego entre grupos de comunicación afines a su causa. Con el resultado de una ristra de canales fantasma, sin infraestructura ni contenido. Al fin y al cabo, ¿para qué van a pensar las administraciones públicas en el interés del espectador / ciudadano?