Los medios con los que allí entrena son humildes, comparados con los de las potencias mundiales de la gimnasia. En Corea del Norte, una de las dictaduras más férreas del mundo, el deporte no es una prioridad (el presupuesto militar, sí), aunque sus éxitos son bienvenidos y cacareados. Un Jong acostumbra a ser la única representante de su país en los escasos eventos internacionales a los que asiste.
Es habitual en la gimnasia la camaradería entre rivales. Son poco más que niñas que compiten constantemente entre ellas, que coinciden todos los años en multitud de 'meetings'. Por eso, no es raro ver a rivales de diferentes procedencias conversar amigablemente durante las finales. Como Un Jong no sale de su país, no tiene compañeras de equipo y sólo habla el idioma propio, no conoce a nadie, no tiene más 'amiga' que su entrenadora. Es raro verla sonreir.
Una madre entre niñas
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Oskana Chusovitina nació hace 33 años en Uzbekistán. En 1994 conoció al que sería su marido, Bakhodir Kurpanov, un luchador de grecorromana también uzbeko. Pasado un lustro tuvieron un hijo, Aisher, al que con tres años le diagnosticaron leucemia.
La carrera de las gimnastas es extremadamente fugaz, con 25 años el arroz ya se ha pasado. La únicas madres del pabellón son las que están en la grada animando. Cuando tuvo a Aisher, Chusovitina, que había sido de las mejores en su tiempo, ya no estaba en la élite. Sin embargo, no dejó de competir. Pero, con lo que sacaba de la gimnasia en Uzbekistán, no tenía para pagar el tratamiento para su hijo.
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La carrera de las gimnastas es extremadamente fugaz, con 25 años el arroz ya se ha pasado. La únicas madres del pabellón son las que están en la grada animando. Cuando tuvo a Aisher, Chusovitina, que había sido de las mejores en su tiempo, ya no estaba en la élite. Sin embargo, no dejó de competir. Pero, con lo que sacaba de la gimnasia en Uzbekistán, no tenía para pagar el tratamiento para su hijo.
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Así, en 2003, Chusovitina y su marido aceptaron la oferta de un club de Colonia y se mudaron a Alemania. Con sus sueldos y algunas donaciones de la Federación Internacional pudieron costear el tratamiento para Alisher. Desde 2006, Chusovitina, ya por encima de la treitena, compite por Alemania.
El podio más sorprendente de la gimnasia en los JJOO de Pekín
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Un Jong y Chusovitina coincidieron en la final de salto de potro de los Juegos de Pekín. Ninguna estaba entre las favoritas, que eran la china Cheng y la estadounidense Sacramone. Pero la final estuvo salpicada de errores y las quinielas cayeron en saco roto. El oro fue para Un Jong y la plata para Chusovitina, el podio más sorprendente de toda la gimnasia en los JJOO de 2008.
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Aunque la damnificada fue la representante china (gran favorita, que se conformó con el bronce), el entendido público del Gimnasio de la Universidad de Pekín no escatimó en su sentida ovación a la veterana Chusovitina. A su lado en el podio, en el cajón más alto y con el oro al cuello, por fin se vio a Un Jong sonreir.
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