lunes, 17 de agosto de 2009

PERIODISMO - El difuso origen de la noticia

Voy a tirar piedras contra mi propio tejado. Secundo las palabras de David Simon, veterano periodista y creador de The Wire, la mejor serie de la historia de la televisión: "El periodismo como oficio se está perdiendo. No tengo fe en el llamado periodismo ciudadano. Los bloggers comentan noticias, a veces de manera original. Pero solo eso, comentan".

Todo una cura de humildad para nosotros, plumillas de la red. Sin ir más lejos, este blog nunca ha sido origen de la información que en él se comenta. En el mejor de los casos, se hipervincula el post a la fuente, como deferencia y gesto de mínima credibilidad. Pero, ¿es el medio digital al que se vincula el verdadero origen de la noticia?

Casi nunca. Los medios digitales no son sino un frontón de informaciones que se rebotan entre sí, hasta alcanzar un punto en que se pierde el origen de la noticia, el lugar del que partió. Lo suele ser EFE, Europa Press, medios extranjeros y acaso alguna web especializada de dudosa credibilidad.

Aferrarse a la silla
El frontón ampara la cultura del becario trepa. Ese que se permite firmar una noticia ajena. Suyo es el mérito de la detección y traducción de la información. Casi nada. Un tanto con el jefe. "Nadie del Guardian o del NYTimes vendrá a pedirme cuentas". La ética profesional no es un valor periodístico rentable en estos tiempos de crisis. Pero, ¿quiénes somos nosotros para juzgar a quien lucha por aferrarse a su silla?

Siempre ha habido diarios pequeños a los que la escasez de recursos ha obligado a alimentarse básicamente de fuentes externas (teletipos, etc). El problema llega cuando esa cultura de teletipo deja de ser la receta de viabilidad del periódico pequeño para convertirse en vocación y modus operandi de la generalidad.

¿Es más periodismo el de la mayoría de medios digitales españoles que el de cualquier blog? Ninguno es fuente de la noticia, así que ninguno es periodismo. La diferencia es que unos fusilan y otros comentan. Lo segundo implica la asunción de la muerte del oficio en la red. Pero al menos es honesto.

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